Quiero conseguir que esta ciudad se gane un hueco en el fondo de tu corazón, justo al lado de los desayunos con bonitas vistas y los vermuts entre amigas que tanto nos gustan.

Llegué a Madrid un viernes 2 de septiembre de 2016 con dos maletas, una grande y otra pequeña repleta de “por si acaso”, ya sabes. A mis 18 años recién cumplidos por aquel entonces, dejé el calor de mi casa, la comodidad de una pequeña ciudad, los paseos por la playa y las sobremesas de los sábados después de desayunar que tanto me gustan para mudarme a una pequeña gran jungla. La vida son retos y yo sentía que el mío en Gandia ya había sido cumplido. Era momento de ampliar horizontes, divisar nuevas fronteras y ponerse nuevas metas.

Aparecí en Madrid con más ilusiones que miedos, no te engañaré. Sentía que esta ciudad iba a convertirse en mi hogar mucho antes de lo que mi mente podía llegar a imaginar y, aunque puede sonar a película, fue así. A partir de aquí, entendí que esto de vivir era cuestión de actitud y esta ciudad tenías las energías perfectas para conseguirlo todo.

Siento una debilidad por las grandes ciudades. Me gustan casi tanto como pasear sin rumbo los domingos tras dar una vuelta por El Rastro, o mejor todavía, casi tanto como volver a la terreta y que mi abuela me haya preparado una paella.

Vivo con un café (con leche, por supuesto) pegado al cuerpo, la mente en el cielo y los pies saltando del vagón a algún andén del metro para no dejar de descubrir ningún rincón de la ciudad.

Me metí en el mundo online en el año 2012 y desde entonces sabía que quería dedicarme a algo relacionado con esto. En febrero de 2018, llame a una de esas puertas que crees que nunca se van a abrir y, milagrosamente, se abrió. Desde ese momento, empecé, junto con Marta Simonet, a agitar mi cerebro semanalmente para crear lo que hoy tienes frente a ti: DreaMad, planes para soñar despierto. Desde aquí ofrezco planes que consiguen hacer que Madrid te de el calor que necesitamos cuando llegamos a una ciudad desconocida, planes para que conozcas la parte de la ciudad que solo los gatos conocen y pocos se atreven a contar, planes que tal vez nunca quieras confesar y otros que nunca podrás revelar.

Si Madrid fuese una persona, ya hace tiempo que nos hubiésemos prometido amor eterno. Esta ciudad me ha dado tanto que cuando me encuentro entre sus fronteras, hablo de madrizidad y no de felicidad ¿Quieres sentir tu también ese sentimiento? ¡Tengo todo esto preparado para ti!